Cansancio del electorado y mayor gasto, los efectos de campañas más largas

por Redaccion
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  • Aunque en los hechos la precampaña y campaña no deben superar los 150 días, el proceso de sucesión alcanzará entre 11 meses y un año generando cansancio y mayor gasto

Con el proceso interno de Morena para elegir a su coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Transformación y el de la oposición para definir al hombre o mujer que será el encargado de organizar el Frente Amplio, México se encamina a tener las campañas más largas de su historia y que podrían alcanzar un año, lo que tendría por lo menos dos efectos negativos: cansancio del electoral y mayor gasto de recursos.

“En la reforma electoral de 2014, que es la que tenemos vigente, una conquista de la izquierda es precisamente que no haya campañas tan largas. Entonces, lo que estamos viendo es como un cortocircuito con estas campañas tan largas”, indica José Antonio Carrera, analista político y catedrático de la Universidad Autónoma de México.

El artículo 41 de la Constitución Política establece que la duración de las campañas para presidente de la Repúblicas será de 90 días y el periodo de precampañas no podrá superar los 60 días, de acuerdo con el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe). Entre ambos, suman un máximo de 150 días.

Sin embargo, los partidos políticos decidieron agregar al proceso electoral del 2024 entre 60 y 70 días, entre los que pidieron a sus aspirantes a una candidatura presidencial recorrer el país, encabezar asambleas, dialogar y escuchar a los ciudadanos, debatir, y algunos hasta han realizado protestas.

Expertos consultados por Expansión Política advierten que las campañas más largas en la historia de México propiciarán un cansancio en el electorado que tiene una cita en las urnas el primer domingo de junio para elegir a su presidente número 66 de la historia.

“Entre precampaña y campaña son alrededor de 150 días. El proceso oficialmente arranca el 4 de septiembre, sin embargo, hoy estamos las pre-precampañas… campañas tan largas pueden cansar a la ciudadanía, pero además toda la contaminación visual en los en las en las bardas pintadas de ‘En la encuesta, Claudia es la respuesta’. ‘Que mejor Marcelo’, que ‘Va Xóchitl’”, plantea José Antonio Carrera.

Bajo el argumento de organización interna, Morena inició con sus trabajos rumbo al 2024 oficialmente el 19 de junio. El proceso mediante el cual elegirá a su coordinador nacional dura oficialmente 79 días, desde que comenzaron los recorridos y encuentros con simpatizantes hasta el día en que se de a conocer al ganador de la encuesta.

En el caso de los partidos de oposición, su proceso inició el 4 de julio y concluirá el 3 de septiembre cuando se revele el nombre de quien se encargará de organizar el Frente Amplio por México.

Lo anterior en contra de que antes, en México, se reformó el marco legal para disminuir el largo periodo de campañas electorales en el país.

Entre el “destape” y las campañas, en elecciones anteriores las campañas solían durar hasta nueve meses, sin embargo, rumbo al 2024, México lleva ya dos años inmerso en un proceso electoral.

El presidente López Obrador destapó el tema de la sucesión en julio de 2021 cuando enlistó por primera vez a sus posibles reemplazos, luego hablo de que en su gobierno se acabaría con el tapado y el dedazo, más tarde sugirió candidato por encuesta.

Sus palabras quedaron en videos de redes sociales bajo la frase “Yo soy el destapador”.

Hoy el país ve cómo se desarrollan los procesos internos de Morena y la oposición.

“Lo que estamos viendo es completamente un adelanto del proceso electoral y a una serie de personajes que desde ya están intentando convencer a la gente de que son el mejor perfil para la presidencia de México”, comenta Patricio Morelos, catedrático del Tecnológico de Monterrey.

Si solo se contempla desde el momento en que Morena dio inicio a los procesos internos- con las asambleas informativas- hasta el día de la jornada electoral, México habrá tenido 12 meses de campañas, las más largas de su historia.

Para Javier Rosiles, profesor Universidad de La Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo. (UCEMICH), este tipo de procesos internos permiten a los ciudadanos conocer más a fondo a los aspirantes a una candidatura.

“Yo soy de los que creen que mientras más movimiento hay, es mejor, porque el ciudadano conoce más. Por ejemplo, ya supimos cómo se comporta Adán Augusto, ya supimos cómo se comporta Ebrard y ya supimos cómo se comporta Sheinbaum. Me parece que eso puede ser un indicador de democracia”, comenta.

Además de larga, una “campaña” aburrida

Debido a que oficialmente no son campañas, la mayoría de las “corcholatas” de Morena y la oposición han evitado realizar propuestas, lo que ha hecho de estos procesos que se tornen sin planteamientos sustanciales.

“En estos procesos internos hemos visto la banalización de la política, nuestra clase política está vacía y entonces apelan a no dar propuestas de campaña, a ir a placearse, a salir en la tele, en medios, pero en realidad no hay propuesta. En los años cincuenta nos hubiera funcionado, o en los setenta, pero no ahora que la ciudadanía está mucho más informada”, agrega Carrera.

Algunas “corcholatas” como Marcelo Ebrard han optado por delinear algunos ejes de la que serían sus propuestas de campaña en caso de ganar los procesos internos de sus respectivos partidos. El excanciller ha hablado sobre un plan de seguridad, uno de salud, ayudas para las mujeres, entre otros.

“Antes los candidatos se elegían desde la dirigencia pero hoy se van a elegir desde encuesta, también en la oposición. Entonces los políticos que aspiran a ocupar una candidatura tenían dos retos: uno ser más conocidos y, reto dos, ser más aprobados y no lo iban a lograr, si no salían a presentarse ante la gente”, agrega Morelos.

Los debates podrían ayudar a romper la monotonía de estos procesos internos, pero eso será solo en el frente opositor, porque en Morena no se aprobaron estos ejercicios para evitar dañar al movimiento.

Para escuchar las propuestas de cambios y/o continuidad, los mexicanos deberán esperar hasta marzo de 2024, pues ese es el tiempo que la ley establece para difundir proyectos.

Campañas más largas = más dinero

Para Rosiles, lo preocupante en esta etapa ante-precampaña más que la falta de propuestas, es que hasta el momento quedan dudas del origen del dinero para esta actividad proselitista, pues así como este tipo de procesos no están regulados, mucho menos los recursos para moverse de norte a sur.

“¿Cuál es el riesgo? El uso de recursos públicos. Eso sí me parece que es el tema. Que tú hagas pública tu intención, me parece que está bien. Pero no podemos negar riesgo de uso de recursos públicos”, menciona.     expansionpolitica/Lidia Arista     Foto: Cuartoscuro

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