- Este mercado es muestra de la falta de voluntad política para rescatar espacios históricos de la ciudad
Rafael Pascual
A unos metros del Palacio Municipal, el mercado “Pancho Villa”, ubicado sobre la avenida Nader, permanece en el abandono desde hace más de 18 años. Lo que alguna vez fue un punto de encuentro comercial hoy luce techos deteriorados, pasillos llenos de basura y más de 80 locales cerrados, reflejo del deterioro del primer cuadro de la ciudad.
Pese a su ubicación estratégica, entre las avenidas Nader y Tulum, y en una zona transitada tanto por locales como por turistas internacionales, el inmueble se ha convertido en un sitio inseguro y poco atractivo. Durante las noches y madrugadas es utilizado como refugio por personas en situación de calle, lo que ha generado un ambiente de temor entre comerciantes y peatones.
“El mercado da miedo por las noches. Se duerme gente aquí y a veces te dicen cosas o te siguen. Ya ni los turistas quieren entrar”, comentó María del Carmen Ruiz, locataria de una fonda que resiste en medio del abandono.
Durante el día aún sobreviven algunos negocios dedicados a la venta de comida y artesanías, pero la imagen general del lugar espanta a los clientes. “Pasan por la parte de enfrente de los mercados y compran lo que alcanzan a ver a su paso, a veces ni eso, porque no les llama la atención el lugar. Hace falta mucho trabajo en esta zona”, lamentó José Sánchez, uno de los pocos comerciantes activos.
Además del deterioro físico, otro de los problemas que ha llevado al cierre de decenas de locales es el rezago en el pago del impuesto predial. “Muchos de los dueños ya ni se aparecen. Deben años de predial y no pueden ni rentar ni vender. Así dejaron sus locales cerrados, cayéndose solos”, explicó Luis Chan, vendedor de artesanías, quien asegura que al menos una docena de espacios están en esa condición.
El mercado, junto con otros espacios similares que en las décadas de los 80 y 90 fueron referentes comerciales y turísticos, ha sido víctima del desinterés institucional. Los locatarios coinciden en que ningún gobierno ha mostrado un interés real por rescatar la zona centro de Cancún, a pesar de los múltiples anuncios de proyectos de “reactivación”.
“Ya perdimos la esperanza. Hemos visto pasar presidentes municipales y promesas, pero nada cambia. El lugar se cae a pedazos y nadie hace nada”, expresó con frustración Guadalupe Cauich, quien desde hace 20 años tiene un pequeño local de artesanías.
Fondas, restaurantes y locales aún en operación se sostienen con dificultad. La basura acumulada, la falta de mantenimiento y los problemas sanitarios derivan en una pérdida constante de clientela. “El olor a veces es insoportable y eso espanta a cualquiera. ¿Quién va a querer comer en estas condiciones?”, reclamó Rafael Méndez, dueño de una fonda que apenas abre tres días a la semana.
La reactivación del centro de Cancún sigue siendo una deuda pendiente. Mientras tanto, mercados como el “Pancho Villa” continúan deteriorándose en silencio, convertidos en testigos del olvido urbano y de la falta de voluntad política para rescatar espacios históricos de la ciudad.