Rafael Pascual
Lo que comenzó como una serie de fallas intermitentes en el suministro eléctrico se ha convertido en un problema estructural para Cancún. Durante el fin de semana, miles de familias y comercios volvieron a sufrir las consecuencias de los apagones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que se han intensificado en distintas zonas de la ciudad y ya afectan la vida cotidiana y la economía local.
Desde el viernes por la noche hasta la madrugada del sábado e incluso este domingo, colonias como Las Américas, Porto Bello y Residencial Cumbres, así como desarrollos de la avenida Huayacán y supermanzanas cercanas al Arco vial, padecieron hasta cinco cortes de energía en una sola noche. Los apagones dejaron a la población expuesta al calor extremo sin ventiladores ni aires acondicionados. Los constantes bajones de voltaje ponen en riesgo electrodomésticos y equipos electrónicos.
El sector restaurantero, uno de los motores de la economía cancunense, es de los más golpeados por estas fallas. Marcy Bezaleel Pacheco, presidente de Cocineros de Quintana Roo, advirtió que cada interrupción representa pérdidas económicas inmediatas: insumos que se descomponen, alimentos que deben tirarse y daños en equipos como refrigeradores y aires acondicionados. Los apagones, que en zonas como Bonampak y Huayacán, que pueden durar desde minutos hasta ocho horas, han obligado a los negocios a asumir un gasto fijo en reparaciones y mantenimiento. Solo el 15% de los restaurantes cuenta con plantas de energía, lo que hace a la mayoría altamente vulnerable ante los cortes prolongados.
La indignación ciudadana se refleja en las redes sociales, donde circulan videos y fotografías de colonias enteras a oscuras, familias refugiándose en patios o en las calles para mitigar el calor, y comerciantes denunciando pérdidas constantes. A los reclamos se suma la frustración porque el número de atención 071 de la CFE, según reportan los usuarios, rara vez responde durante las emergencias.
Pese a la situación, la paraestatal se ha limitado a anunciar apagones “programados” en varias supermanzanas y zonas como Punta Sam, Isla Mujeres y Rancho Viejo, bajo el argumento de realizar trabajos de mantenimiento para mejorar el servicio. No obstante, en la práctica, los cortes se extienden más de lo previsto y alcanzan áreas no incluidas en los comunicados oficiales, lo que incrementa la percepción de descontrol e ineficiencia.
El crecimiento urbano y habitacional en la zona norte de Quintana Roo ha puesto en evidencia la incapacidad de la CFE para garantizar un suministro eléctrico confiable. En una ciudad que sostiene gran parte del motor turístico de México, los apagones constantes no solo afectan la calidad de vida de los habitantes, sino que comprometen la operación de comercios e industrias estratégicas.