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domingo 31 agosto 2025

Aseguran predio de 3 hectáreas sin permisos ambientales en Bonfil

  • Cancún sigue creciendo sobre bases frágiles, con desarrollos que avanzan a costa de los ecosistemas y en abierta contradicción con los planes de ordenamiento

Rafael Pascual

En medio de caminos rellenados con piedras, restos de desmonte y un paisaje donde la naturaleza cede terreno al concreto, las autoridades aseguraron este fin de semana el predio más grande en donde el ejido Alfredo V. Bonfil comercializaba lotes rústicos para desarrollo habitacional sin permisos ambientales.

Esta acción, aunque relevante por su magnitud, apenas roza la superficie de un problema mucho más profundo: el desorden urbano y ambiental que ha marcado el desarrollo de Cancún en los últimos años.

Aquí, la frase “más vale pedir perdón que pedir permiso” parece regla de oro, fraccionadores y ejidatarios continúan avanzando sobre tierras sin licencias, dejando a decenas de compradores atrapados en un limbo legal y a los ecosistemas en un estado de deterioro irreversible.

La Fiscalía General del Estado informó que a través de su Fiscalía Especializada en Combate a los Delitos Ambientales, la Fauna y el Desarrollo Urbano, cumplimentó una orden de cateo en el predio por presuntos delitos contra el medio ambiente y el desarrollo urbano atribuibles a una desarrolladora inmobiliaria.

Durante el operativo, en el que participaron elementos de la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional, se constató que en el terreno se abrieron vialidades y caminos rellenados con material pétreo, además de encontrarse restos de desmonte como ramas, troncos y hierba. El impacto ambiental ya es visible: alrededor de 30 mil metros cuadrados de ecosistemas afectados, con daños a la flora, la fauna y al suelo de la zona.

La investigación apunta a que sin contar con las licencias correspondientes, se proyectaba la creación de 477 lotes habitacionales de entre 814 y 2 mil metros cuadrados, distribuidos en tres etapas. Tras documentar las afectaciones, las autoridades colocaron sellos de aseguramiento; no hubo detenidos y el caso se definirá en tribunales.

Más allá del operativo, la realidad es que muchas personas que han adquirido terrenos en Bonfil quedan en un limbo legal, atrapadas entre el interés de los desarrolladores y la falta de control de las autoridades. El aseguramiento, aunque significativo por la dimensión del predio, apenas representa un paliativo frente a un fenómeno mucho mayor: el de los ejidatarios y fraccionadores que continúan ofreciendo tierras sin respetar la normatividad ambiental ni urbana.

Cancún sigue creciendo sobre bases frágiles, con desarrollos que avanzan a costa de los ecosistemas y en abierta contradicción con los planes de ordenamiento. Si no se implementan medidas efectivas y de fondo, lo que hoy son terrenos asegurados podría convertirse mañana en nuevos fraccionamientos ilegales, dejando una ciudad cada vez más vulnerable al colapso ambiental y urbano.

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