- “Jesús siempre me decía: ‘Ma, exageras, no pasa nada. A mí todos me quieren mucho y nadie me va a hacer daño’… pero hoy esos amigos ya no están, no han venido a hablar conmigo, señala Guadalupe Salazar
Rafael Pascual
Cada día, Guadalupe Salazar Cetina se despierta con la angustia que la ha acompañado desde hace más de siete meses: no saber nada de su hijo, Jesús Alejandro, desaparecido el 6 de enero de 2025 en el municipio de Benito Juárez. Desde entonces, su vida se ha convertido en una búsqueda incesante que no da tregua ni descanso.
Pero además del dolor, hay otro vacío que pesa: el silencio. No solo de las autoridades que, por protocolo, deben esperar tiempos legales para activar una alerta de búsqueda; también el de quienes alguna vez fueron amigos cercanos de su hijo, personas que hoy —denuncia— “se esconden, no tienen la empatía de venir a decirme qué saben, aunque sea algo mínimo”.
“El silencio de quienes lo conocían duele tanto como su ausencia”, comparte en redes sociales Guadalupe. “Jesús siempre me decía: ‘Ma, exageras, no pasa nada. A mí todos me quieren mucho y nadie me va a hacer daño’… pero hoy esos amigos ya no están, no han venido a hablar conmigo. Yo suplico con el corazón en la mano que, si alguien fue la última persona que lo vio o habló con él, que por favor me diga qué pasó. Aunque sea una pista, aunque sea la verdad más dolorosa, necesito saber”, implora.
El caso de Jesús Alejandro, de 17 años, está registrado en el protocolo #AlertaAmberQRoo. Es de tez clara, complexión delgada, mide aproximadamente 1.60 metros, pesa 70 kilos y tiene varios tatuajes distintivos: una araña en la mano izquierda y en la cintura; las letras “J” e “I” en los dedos y manos; un diseño de manos en el pecho y una línea en la ceja derecha.
Su madre ha emprendido una campaña incansable en redes sociales, pegando carteles, visitando hospitales, y tocando puertas. Siente que su hijo pudo haber sido víctima de reclutamiento o desaparición forzada, y no descarta que pueda estar en otro estado. Pero sin información, toda hipótesis es un camino cerrado.
“No busco culpables, solo una verdad, una pista que me permita encontrarlo… o descansar”, dice con voz quebrada. “Mi herida está por dentro. Es un dolor que no se puede explicar. No solo sufro yo, sufre toda la familia. Ninguna madre debería pasar por esto”.
Guadalupe hace un llamado urgente: “Si sabes algo, no te quedes callado. Envíame un mensaje, aunque sea anónimo. No tendrás problemas con nadie. Te lo prometo”.
Para aportar información sobre el paradero de Jesús Alejandro, se puede llamar de manera confidencial al número 998 881 7150, extensión 2130.