- Aquí no solo es una fecha para recordar, también para reflexionar sobre el olvido; nombres borrados e historias que nadie contará jamás
Rafael Pascual
Mientras cientos de familias llegaron con flores, veladoras y música para honrar a sus difuntos en el Día de Muertos, en los panteones de Cancún también hubo silencio y abandono. Entre caminos cubiertos de hojas secas y lápidas desgastadas por el tiempo, muchas tumbas quedaron fuera del bullicio, son olvidadas año tras año.

Son sepulcros sin nombre legible, mausoleos agrietados y féretros a la vista. Restos de niños, jóvenes y adultos que alguna vez fueron recordados, pero hoy sólo son parte del paisaje. “Ya nadie viene a verlos”, dice doña Esperanza, una de las visitantes habituales. “Yo creo que por lo menos la mitad de las tumbas está abandonada. Pasarán los años y nadie llegará a ponerles una flor.”
Algunos visitantes opinan que el gobierno debería intervenir, pues el deterioro representa también un riesgo. “Hay tumbas abiertas, los féretros rotos… cualquiera podría lastimarse o enfermarse”, comenta otro ciudadano.

Ante esta situación, la Operadora y Administradora de Bienes Municipales (Opabiem) tapó con bolsas negras de plástico los mausoleos más dañados, sobre todo en el pasillo principal de los cementerios. Sin embargo, la mayoría permanece al descubierto, cubierta de maleza y polvo, como si el tiempo se hubiera detenido.

Los administradores explican que muchas de estas tumbas quedaron sin responsables porque los familiares se mudaron hace décadas o ya no hay descendientes vivos. Por ello, la Opabiem ofrece descuentos del 30% en refrendos vencidos y 50% en los vigentes, con el objetivo de incentivar su regularización y evitar que el abandono siga creciendo.
En los camposantos de Cancún, el Día de Muertos no solo es una fecha para recordar, sino también para reflexionar sobre el olvido: tumbas sin flores, nombres borrados e historias que nadie contará jamás.





