Rafael Pascual
La liberación de una joven secuestrada el pasado martes en Cancún encendió las alarmas sobre la posible existencia de una banda delictiva que estaría operando impunemente bajo la modalidad de secuestro exprés. El testimonio de la víctima, quien declaró haber escuchado a otras personas llorando mientras estuvo privada de la libertad, sugiere que no sería la única cautiva.
El caso comenzó cuando la madre de la joven recibió un mensaje vía WhatsApp desde un número desconocido: “¡Tenemos a tu hija!”, acompañado de detalles sobre su vestimenta y una fotografía de su gafete de trabajo. Los presuntos secuestradores exigían 13 mil pesos a cambio de su liberación. También contactaron a otros familiares, generando una inmediata movilización.
La madre acudió a las autoridades y se activó un operativo encabezado por el Grupo Centurión, en coordinación con la Fiscalía General del Estado. Con apoyo de las cámaras del C5, se trabajó en la localización de la víctima mientras se presentaba la denuncia ante la Fiscalía Especializada en Combate a los Delitos de Secuestro y Extorsión.
Horas después la joven fue localizada en la entrada de un supermercado en la Zona Hotelera. Declaró que mientras iba camino a su trabajo, un hombre la interceptó y la obligó a subir a un vehículo donde ya había otra persona. Fue llevada con los ojos vendados a un domicilio y encerrada en un cuarto. Ahí, según dijo, escuchó claramente a otras personas llorando.
Posteriormente, los captores le aseguraron que su familia había pagado su rescate. La dejaron cerca de un restaurante, le devolvieron su celular y logró contactar a su madre.
La joven fue resguardada por las autoridades junto con su familia, y la investigación continúa. Su testimonio ha encendido focos rojos ante la sospecha de que se trate de un grupo organizado que estaría operando en la ciudad bajo esta modalidad delictiva.
