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martes 14 octubre 2025

La Cotorrisa podría pisar la cárcel

La Cotorrisa, ese podcast que se convirtió en sinónimo de risas, irreverencia y desmadre mexicano, hoy está en la mira por algo mucho más serio que un chiste mal contado. Los comediantes Ricardo Pérez, Slobotzky e Iván Mendoza podrían terminar enfrentando un proceso penal que los mande directo tras las rejas. Sí, los “reyes” de la comedia sin filtros ahora están siendo señalados por presunto acoso y abuso sexual, una denuncia que podría costarles hasta 25 años de prisión.

Todo empezó con el episodio 308, titulado “Confundió mi declaración con un asalto”, donde, según la denunciante Jesica Bustos, los conductores se burlaron de su cuerpo y su apariencia física, soltando comentarios que ella considera humillantes y fuera de lugar. Bustos, quien además es pareja del influencer Xuxo Dom, no se quedó callada y llevó el asunto ante las autoridades, asegurando que el supuesto “humor” de los comediantes le provocó daños emocionales y afectó su trabajo.

Aunque el episodio fue eliminado, internet no olvida, pues los clips circularon por todas las redes y lo que empezó como una broma mal recibida se convirtió en un escándalo nacional. La denuncia ya está formalmente presentada y su abogado Mauro Terrones Piñón aseguró que la investigación avanza y que podrían enfrentarse a delitos de acoso y abuso sexual digital, además de bullying cibernético y daño moral. Y por si fuera poco, también se busca una compensación económica por las afectaciones personales y profesionales de Jesica y su pareja.

Las palabras del abogado fueron contundentes: “La libertad de expresión no justifica la humillación ni el acoso. Lo que se dijo y se difundió tiene consecuencias.” Y vaya que las tiene. En redes, la polémica se prendió como pólvora, ya que hay unos que piden cárcel para los conductores, mientras otros defienden su estilo de comedia y aseguran que la gente ya no tolera ni un chiste. Pero más allá del debate, lo cierto es que el caso ya está en manos de la justicia.

Por su parte, Jesica ha sido clara. A través de sus redes, dijo que no busca censurar a nadie, pero sí marcar límites: “No se trata de arruinar carreras, sino de poner un alto al abuso disfrazado de humor. Yo no me reí, me sentí humillada.” Su pareja, Xuxo Dom, también rompió el silencio: “Nos llovieron burlas, ataques, perdimos trabajo. Todo por algo que jamás debió pasar. Se rieron de mi esposa y del dolor que eso provocó.”

Del otro lado, los comediantes han preferido mantener perfil bajo. Después del revuelo, eliminaron el episodio, ofrecieron disculpas públicas y se refugiaron en el silencio, mientras sus seguidores siguen defendiéndolos a capa y espada. Pero en los tribunales no bastan los likes ni los chistes: si las pruebas son suficientes, podrían enfrentarse a consecuencias reales y muy serias.

El tema ha abierto un debate gigante: ¿hasta dónde llega el humor y dónde empieza la falta de respeto? Lo cierto es que la comedia está cambiando, y aunque La Cotorrisa siempre se caracterizó por “decir lo que otros no se atreven”, hoy esa valentía podría costarles más que un par de críticas. Este caso podría sentar un precedente para todos los creadores de contenido: las palabras también pesan, y los micrófonos no son inmunes a la ley.

Por ahora, los “cotorros” siguen en el aire, pero con el fantasma de la cárcel rondando cada carcajada. El público está dividido, la denuncia avanza y la pregunta queda en el aire, ¿seguirá siendo gracioso cuando el humor te puede llevar a prisión?

EL Independiente / Editor Jorobando

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