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viernes 25 octubre 2024

Sí, tráfico, pero la clave es consumo

Columna: Seguridad y Defensa     Carlos Ramírez     @carlosramirezh

La Casa Blanca ha comenzado una ofensiva más diplomática que de seguridad alrededor del tema de la producción de fentanilo y su objetivo geopolítico es, sin duda, echarle la responsabilidad a China como el punto de origen en la producción.

Se está preparando una Cumbre Internacional sobre fentanilo y los intereses estadounidenses podrían no encontrar respuesta en los aliados, sobre todo porque esa droga no se produce como si fuera cualquier medicina, sino que atraviesa por los principales cárteles del crimen organizado en América Latina y Europa.

Pero el punto clave es el consumo. Mientras los adictos estadounidenses sigan teniendo libertad para comprar y consumir la droga que llega a territorio estadounidense, el problema de la producción encontrará formas ilegales para romper con los controles fronterizos americanos.

La política antidrogas de Estados Unidos se centra sólo en la atención a los adictos, pero cada vez son menores las posibilidades de seguridad para que las fuerzas policiacas salgan a las calles a capturar a los traficantes y vendedores de fentanilo y muchas otras drogas.

Aquí hemos insistido que en materia de narcotráfico la demanda determina la oferta. Pero hay que agregar otro elemento adicional: si en verdad China está en el centro de la producción de algunos elementos de la droga y facilita su tráfico en el mundo, entonces estaríamos frente a un problema geopolítico y social que se debe enmarcar en la lucha ideológica entre Estados Unidos y China, debido a que la droga debilita la cohesión interna americana.

La cumbre de fentanilo tendrá que tomar decisiones muy concretas y de corto plazo en materia de consumo y de persecución. El cártel mexicano de Sinaloa, por ejemplo, está en el centro del tráfico de esa droga, pero tiene una célula cada vez con mayor poder dentro de EU que se encarga de la distribución y venta.

El problema, pues, es de Estados Unidos.

ZONA ZERO

Tamaulipas está regresando a una zona de violencia de la inseguridad que debe ser atendida en función del vacío de poder que se dio con el cambio de Gobierno, sobre todo por la herencia dejada por el gobernador García Cabeza de Vaca, hoy flamante precandidato a la presidencia de la República dentro de las corcholatas del frente opositor, aunque no se ha presentado todavía en persona a solicitar su registro por ahí algún expediente judicial.

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