Columna: Seguridad y Defensa Carlos Ramírez @carlosramirezh
El consumo de drogas en Estados Unidos está llegando a situaciones graves que todavía no abre los ojos al gobierno estadounidense o a la sociedad americana. El periódico New York Post ha estado cubriendo de manera consistente las imágenes cada vez más comunes de consumidores de drogas que caminan como zombis en las calles y muchos de ellos con las agujas colgando de los brazos.
La edición de fin de semana destaca el colapso de salud en Nueva York: “Pueblo de drogadictos”, dice el titular del diario y las fotos publicadas exhiben el consumo de drogas sin restricciones en las calles y sin que ninguna autoridad policiaca aplique la ley.
Nueva York ha entrado en una zona de deterioro social: los drogadictos consumiendo y caminando en las calles, las decenas de miles de migrantes ilegales que deambulan también por las avenidas y convierten los jardines en dormitorios.
Y si a ellos se agrega el problema de la prostitución en “zonas rojas” específicas de la ciudad, entonces se completa el cuadro de la ciudad que llegó a deslumbrar por su cultura y economía y que ahora está siendo tomada en sus calles y espacios públicos por minorías cometiendo delitos y las fuerzas policiacas en repliegue ante el problema que significa la necesidad de ejercer la fuerza y las protestas cotidianas por el abuso de esa fuerza.
Los drogadictos, migrantes y prostitutas no están cometiendo delitos de apropiación de activos de otros ciudadanos, pero sí están disminuyendo la calidad de vida de Nueva York, una ciudad que está allá disminuyendo su potencial turístico ante el desbordamiento de actividades de grupos fuera de control.
El problema que se percibe en EU tiene en Nueva York sólo un ejemplo muy concreto, pero las personas sin hogar y casi todas dominadas por la drogadicción están tomando las calles de ciudades como San Francisco y Filadelfia y aumentando casos grabados de delitos a la luz pública.
Estados Unidos se está convirtiendo en un infierno en sus calles.
ZONA ZERO
Los casos de bares, cantinas y hasta restaurantes que se convierten en las noches en antros de vicio son ya un problema de fuero común de autoridades municipales y estatales, pero sin que exista algún programa para someter a control o cuando menos a supervisión de seguridad esos centros de concentración urbana que ya ha dado asesinatos en los últimos días. Las autoridades municipales siguen otorgando licencias a este tipo de antros, pero sin establecer mecanismos de supervisión de seguridad.