Rafael Pascual
Lo que parecía una tierna historia de convivencia intergeneracional terminó en un operativo policiaco. Una abuela y su nieto fueron detenidos en Villas Otoch Paraíso, región 259, no por estar contando cuentos o viendo novelas, sino por presuntamente andar bien metidos en el negocio del narcomenudeo… y con todo el kit incluido: droga, cartuchos útiles y hasta un chaleco antibalas.
Los elementos de la Secretaría Municipal de Seguridad Ciudadana y Tránsito (SMSCyT) realizaban un recorrido de vigilancia cuando notaron algo raro: un hombre joven y una mujer madura, intercambiando discretamente unas bolsitas sospechosas. Nada de lo que uno no haya visto antes en esa zona, pero al notar la presencia policiaca, los dos adoptaron esa clásica actitud de “yo no fui”, que más bien delata todo.
Al intervenir, la sorpresa fue doble: por un lado, la inesperada dupla criminal estilo “abuela y nieto narco”; por el otro, el cargamento que traían encima. En total, les encontraron 75 bolsitas con marihuana, 45 con cristal, 33 con piedra, 42 cartuchos útiles calibre .380 y un chaleco balístico, porque claro, uno nunca sabe cuándo la abuela tendrá que esquivar balas.
Luis “N”, de 22 años, y Rosalía “N”, de 40, fueron detenidos y puestos a disposición del Ministerio Público. En el barrio, algunos vecinos ya los conocían, pero no imaginaban que detrás del saludo amable y la visita familiar se escondía una microempresa del narcomenudeo versión familiar.
Villas Otoch Paraíso, tristemente célebre por sus altos niveles de violencia y la presencia constante de grupos delictivos, suma otro episodio digno de crónica urbana: la historia de una narcoabuela bien equipada y un nieto que, lejos de ir a la escuela o al trabajo, optó por seguir “la herencia” de los enervantes.
Así, en Cancún, donde los balazos suenan más que los mariachis y el crimen ya se hereda como receta de cocina, ni los lazos de sangre se salvan de caer en el lado oscuro… con todo y chaleco táctico.
