CDMX
En una operación silenciosa pero de alto impacto internacional, la Guardia Civil española arrestó el pasado 8 de abril en Madrid a Petar Dimitrov Mirchev, un ciudadano búlgaro de 60 años, señalado como el presunto cerebro de una red global de tráfico de armas de guerra que abastecía al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más violentas y peligrosas de México y del mundo.
La captura fue realizada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil a solicitud de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, que lo tenía clasificado como “objetivo prioritario”. Según información revelada por el diario El País en su portal México, el arresto de Mirchev se produjo tras meses de investigaciones que identificaron a Madrid como un punto clave en la logística internacional del contrabando de armas destinadas al CJNG. El detenido permanece en prisión preventiva, en espera de que la Audiencia Nacional española apruebe su extradición a Estados Unidos, donde enfrenta cargos que podrían derivar en penas de hasta cadena perpetua.
De acuerdo con el Departamento de Justicia de EE. UU., Mirchev es un traficante internacional con 25 años de actividad, vinculado incluso a Viktor Bout, el famoso traficante ruso conocido como el Mercader de la Muerte. Mirchev y otros tres cómplices africanos están acusados de conspirar para traficar con armas y cocaína y de facilitar armamento militar a una organización designada como grupo terrorista por Washington desde febrero de este año: el CJNG.
Armas de guerra desviadas desde Bulgaria
La red de tráfico operaba con un sistema de triangulación que aparentaba tener como destino países africanos, pero cuyo verdadero objetivo eran los arsenales del CJNG en México. Las armas eran de fabricación búlgara y, según la investigación, incluían fusiles de asalto AK-47, rifles Dragunov, lanzacohetes, granadas, equipos de visión nocturna, minas antipersonal y sistemas antiaéreos ZU-23 capaces de derribar helicópteros. Mirchev presentaba catálogos y listas de precios durante sus reuniones con representantes del cártel, con propuestas de armamento valoradas en hasta 54 millones de euros.
Para legalizar los envíos, la red habría falsificado documentos internacionales como los Certificados de Usuario Final (EUC) y los Protocolos de Verificación de Entrega (DVP). En uno de los casos, se descubrió un documento que simulaba la exportación de 50 fusiles AK-47 desde Bulgaria a una supuesta empresa de Tanzania. Sin embargo, estos rifles nunca llegaron a dicho país africano. En noviembre de 2023, Mirchev realizó un pago de 38,000 dólares a un fabricante de armas búlgaro desde una cuenta bancaria estadounidense, lo que la DEA considera un primer envío de prueba.
Un cartel con ambiciones militares
Según el expediente estadounidense, el objetivo del CJNG era fortalecer su capacidad militar para asegurar grandes envíos de cocaína hacia EE. UU. La organización criminal, liderada por Rubén Oseguera Cervantes, alias “el Mencho”, ha sido señalada por emplear a exmilitares colombianos para entrenar sicarios y fabricar explosivos. En el contexto de una guerra interna dentro del Cártel de Sinaloa, el CJNG ha ganado terreno y consolidado su dominio en varias regiones de México.
La estructura de la red de tráfico estaba compuesta también por tres colaboradores africanos: Elisha Odhiambo Asumo (Kenia), Subiro Osmund Mwapinga (Tanzania) y Michael Katungi Mpeirwe (Uganda), este último un ex alto funcionario del gobierno ugandés. Su función era la de conseguir y falsificar los documentos necesarios para desviar legalmente las armas. Mwapinga fue detenido en Ghana y ya ha sido extraditado a EE. UU. el pasado 25 de julio. Asumo fue arrestado en Marruecos y Mpeirwe continúa prófugo.
Uno de los documentos falsificados mencionaba incluso un supuesto acuerdo de cooperación militar entre Rusia y Uganda como justificación para las transferencias de armamento. Según la DEA, estos montajes tenían el propósito de desviar más armamento, incluyendo cuatro sistemas antiaéreos ZU-23 valorados en cerca de 600,000 euros cada uno.
Vínculos con Viktor Bout
Las autoridades estadounidenses sostienen que Mirchev estuvo implicado previamente en operaciones con Viktor Bout, el tristemente célebre traficante ruso condenado a 25 años de prisión por suministrar armas a dictadores y grupos armados en zonas de conflicto desde los años noventa. Bout fue excarcelado en 2022 tras un intercambio con la jugadora estadounidense de baloncesto Brittney Griner, detenida en Rusia. Según el Departamento de Justicia, la red de Mirchev reproducía el mismo patrón de suministro global, esta vez con el CJNG como principal cliente.
México y el flujo de armas: un doble filo
La captura de Mirchev pone en evidencia el nivel de sofisticación del tráfico de armas hacia México. Aunque Estados Unidos insiste en que México debe contener el flujo de drogas, especialmente el fentanilo, el gobierno mexicano ha replicado con fuerza que el 74 % de las armas ilegales incautadas en su territorio provienen de EE. UU., con un estimado de 200,000 armas de alto poder ingresando cada año. El AK-47 —el llamado “cuerno de chivo”— es una de las favoritas del crimen organizado.
Este caso también refuerza la urgencia de establecer mecanismos internacionales más eficaces de control armamentista, especialmente cuando los documentos falsificados y las rutas trianguladas logran evadir a las autoridades durante meses o incluso años. El tráfico de armas no solo alimenta el poder de fuego del narcotráfico, sino que perpetúa el ciclo de violencia que ha dejado miles de muertos en ambos lados de la frontera.
La historia de Petar Mirchev y su red de contrabando de guerra ilustra el nivel de globalización del crimen organizado, y cómo, desde oficinas en Madrid, bancos en Sofía y contactos en África, se mueve una maquinaria criminal que termina armando a sicarios en Jalisco. Su arresto puede ser solo un capítulo de una red mucho más extensa.