Columna: Agenda Confidencial Luis Soto Foto: Presidencia de la República/cuartoscuro.com
La presidenta Claudia Sheinbaum insiste en prometer que su estrategia nacional contra el narco y la delincuencia organizada es la correcta y va a dar resultados, pero advierte: “No es de la noche a la mañana”.
Aclara, una vez más, que “no es el regreso de la guerra contra el narco”, pero está segura de que, atendiendo las causas de la violencia, consolidando la Guardia Nacional, fortaleciendo la investigación y los servicios de inteligencia y contra inteligencia, y la coordinación con los estados de la República, combatirá con éxito al flagelo que se extiende desde Sonora hasta Yucatán.
Al igual que su antecesor, la primera mandataria cree que la atención a las causas que generan la violencia es la primera prioridad; “criticaron mucho al presidente López Obrador, pero en la medida que un joven (estudiante, artista, deportista…) no tenga que acercase a una banda delictiva… es un delincuente menos.
En la medida que atendamos todavía más a las y a los jóvenes, a las y los niños, en esa medida va a disminuir, porque no se acercan a ser base social de ningún grupo delincuencial, ni ser parte de algo que durante años se vio, todavía, en series de televisión, en… como si fuera una opción de vida.
No, la delincuencia es una opción de muerte, y más la delincuencia organizada. Nosotros lo que tenemos que ofrecer son opciones de vida para las y los jóvenes, de vida feliz, que sea parte de su bienestar hacia el futuro. Entonces, la atención a las causas es un elemento central”, afirmó.
Sin embargo, por más dinero que le metieron a la “causa de la violencia” en la administración pasada, los resultados fueron desastrosos.
Y las cifras de homicidios dolosos que el martes dio a conocer el Sistema Nacional de Seguridad Pública así lo confirman: En el sexenio de Andrés Manuel López Obrador superaron los 196 mil, lo que representa un aumento del 25 por ciento de ese delito con respecto a las registradas en la administración de Enrique Peña Nieto, que fueron de 157 mil homicidios, cantidad que significa un alza de 61 si se compara con las de la administración de Felipe Calderón que acumuló 123 mil 613.
No obstante que las estadísticas parecen confirmar que la “causa de la violencia” no se resuelve con dinero, el gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación destinará más recursos financieros a los jóvenes estudiantes de secundaria y a todos los niños y las niñas en edad escolar.
¿Por qué insistir? Algunos integrantes de las fuerzas armadas, tanto en retiro como en activo consideran que mientras la señora presidenta quiera aplicar la misma estrategia para combatir el narcotráfico y a la delincuencia organizada que su antecesor, los resultados dentro de seis años, en cuanto a número de víctimas y daños colaterales, van a ser peores.
¡Que la boca se les haga chicharrón! Podría responder los encargados de velar por la seguridad en todo el país.
Al respecto, no faltan quienes se preguntan por qué el nuevo gobierno quiere desterrar de su vocabulario y de la mente colectiva de la sociedad la palabra “guerra” contra el narco.
La respuesta, después de conocer las cifras de homicidios de los últimos tres sexenios, es simple: ¡Porque ya la perdieron!