- La edad promedio de inicio en el consumo de sustancias es de 13 años, siendo la marihuana la droga más común, seguida del cristal, considerada una de las más destructivas y de más fácil acceso en la ciudad
Rafael Pascual
Las adicciones entre los jóvenes en Cancún van en preocupante aumento y a edades cada vez más tempranas, reveló el Instituto Municipal contra las Adicciones (IMCA). De acuerdo con su titular, Alberto Ortuño Báez, actualmente la edad promedio de inicio en el consumo de sustancias es de apenas 13 años, siendo la marihuana la droga más común, seguida del cristal, considerada una de las más destructivas y de más fácil acceso en la ciudad.
El funcionario advirtió que detrás de este fenómeno, hay problemas estructurales como el abandono familiar, la violencia en el entorno y el bullying, factores que detonan un consumo temprano que muchas veces se prolonga y escala con el paso del tiempo.
Ante este panorama, el IMCA ha intensificado sus esfuerzos de prevención con jornadas de pláticas, atención psicológica y trabajo directo en escuelas de todos los niveles, abarcando turnos matutinos y vespertinos. Estas acciones buscan concientizar a los jóvenes sobre los efectos del consumo de drogas antes de que desarrollen una dependencia.
Además, el Instituto ha comenzado a intervenir en hoteles, donde ha detectado un creciente consumo de sustancias entre trabajadores del sector turístico. “Las largas jornadas y el estrés laboral están empujando a muchos colaboradores al uso de drogas como escape”, alertó Ortuño Báez.
En cuanto a infraestructura, se anunció la apertura de nuevas oficinas en las regiones 232 y Donceles, así como la habilitación de un albergue con capacidad para 50 personas en la Región 228, orientado a brindar atención permanente a personas en situación de calle con problemas de adicción. Este espacio contará con terapeutas en recuperación, quienes aportarán su experiencia personal para ayudar a otros a salir del consumo.
Si bien estas acciones del IMCA representan un esfuerzo importante, la magnitud del problema exige una respuesta mucho más integral, inmediata y articulada entre los tres niveles de gobierno, sociedad civil, sector educativo y empresarial. Algunas medidas urgentes que se proponen son:
Ampliar el presupuesto y alcance del IMCA, permitiéndole implementar programas preventivos más robustos y continuos.
Fortalecer las redes de apoyo emocional y psicológico desde la niñez, especialmente en comunidades vulnerables donde los factores de riesgo están más presentes.
Establecer protocolos obligatorios de prevención y detección temprana en escuelas públicas y privadas.
Crear un observatorio municipal de adicciones para monitorear el fenómeno en tiempo real y orientar políticas públicas con base en evidencia.
Coordinar campañas masivas y permanentes de sensibilización, que incluyan el testimonio de personas en recuperación y el respaldo de figuras públicas locales.
“El objetivo no es solo atender las adicciones ya existentes, sino prevenirlas desde el origen, poniendo énfasis en las causas emocionales y familiares que las detonan”, subrayó Ortuño Báez.
El avance de las adicciones en Cancún no puede ser tratado como un problema secundario. Cada año que se pierde sin una acción decidida, deja a más adolescentes vulnerables a un camino de deterioro físico, emocional y social. La intervención debe ser inmediata, estructural y sostenida en el tiempo, con el respaldo de toda la comunidad.