La distribución desigual de la vacuna contra el coronavirus

por Redaccion
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Columna: Sinestesia       Luis Miguel Martínez      www.24-horas.mx

A unos días de que comience la campaña nacional de vacunación contra el Covid-19 en México, el personal de salud, las Fuerzas Armadas y las personas de 60 y más años son prioridad para la aplicación de este medicamento.

Ello implica que en las primeras dos etapas de vacunación –o de aquí a abril de 2021– México tendrá que inocular a un aproximado de 16.4 millones de mexicanas y mexicanos. Después estará el reto de inmunizar a cuando menos 75% de la población de 16 y más años, antes de que concluya la primavera del año 2022. ¿Pero las dosis compradas por México serán suficientes? Solo el tiempo lo dirá, además de la efectividad de la distribución con la que se lleve a cabo este proceso una vez que se cuenten con las dosis de manera física.

De acuerdo con el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores, investigador en jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática (UUSMB) del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBT-UNAM).

“Cada vez va a haber más personas vacunadas. El problema es que aun cuando en México empiece un programa de vacunación serio a mediados de 2021, no van a haber recursos y logística suficientes para conseguir y distribuir tantas dosis como para vacunar al 75 u 85% de la población, que es la proporción base de personas que tendrían que ser inoculadas para frenar el avance de la pandemia”.

De igual manera, los modelos actuales predicen que no habrá suficientes vacunas para cubrir a la población mundial hasta 2023 o 2024 esto debido a que la capacidad de fabricación puede ser ampliada con inversiones específicas, pero sólo hasta cierto punto y seguirá siendo un factor limitante, de acuerdo con en el sitio oficial del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke.

Además de los problemas de producción que ya se han descrito, la distribución de vacunas a nivel mundial implicará varios desafíos, entre los que destacan la insuficiente capacidad de las cadenas de frío (refrigeración de vacunas) en zonas rurales y remotas, la falta de suministro de agujas y la eliminación adecuada de desechos de riesgo biológico, la carencia de proveedores capacitados para la aplicación de vacunas, así como deficiencias en el seguimiento de las vacunas aplicadas, sobre todo en casos en que sea requerida más de una dosis.

Todos estos elementos hacen de este proceso una labor titánica para ser resuelta en poco tiempo y con gran eficiencia.

Sin embargo, la limitante más profunda para el acceso de las vacunas contra el coronavirus es la cantidad de recursos disponibles para su adquisición. En ese sentido, las cifras de la Universidad de Duke indican que mientras que los países de ingresos altos acaparan las compras anticipadas de dosis y las naciones de ingresos medios salen a flote con la suscripción de compromisos internacionales, los países de bajo presupuesto y que carecen de capacidad de fabricación y de aplicación de pruebas clínicas quedan fuera del proceso de negociación en la carrera por la compra de estos medicamentos.

Países como Canadá, Inglaterra, Australia, Chile, Estados Unidos y Japón compraron dosis suficientes para inocular más de una vez a toda su población, mientras naciones como Taiwán y Vietnam no han comprado vacunas para erradicar la pandemia de coronavirus.

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