Plan migratorio de Trump: gran deportación masiva

por Redaccion
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  • El expresidente está diseñando su programa de gobierno: prevé campos de concentración, cierre de frontera y presiones sobre México; estima la expulsión más grande de la historia

Donald Trump, por el momento, es la persona que con mayor probabilidad ganará las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

Para efectos de este artículo, concederemos que es el 6 de noviembre y que Joe Biden concede la victoria de Trump.

Para su segunda presidencia, este llegará mucho mejor preparado que en la caótica primera.

Él y sus secuaces, también basándose en el odio y el racismo contra los que no son blancos, han desarrollado un plan similar.

Sean indocumentados o legales, el plan, metódico y cruel, tiene como blanco a los centroamericanos y mexicanos que vienen a vivir aquí.

Como en las veces anteriores, no existe una reacción contraria.

Ni del partido Demócrata, muchos menos dentro del partido Republicano que está a los pies del aspirante a dictador.

El discurso del magnate está calibrado para despertar en la audiencia multitudinaria aullidos de apoyo causados por las imágenes de fuerza y ferocidad.

Ellos, a su vez, lo entusiasman a él, insuflan en él alegría por ser adorado, venerado, y entonces repite lo que quizás estaba hasta ahora leyendo, y gesticulando, lo adorna y aumenta, inventando datos que no existen y desparramando insultos a cualquier lado.

El mismo día en que asuma el poder presidencial, les dice Trump, iniciará la deportación más grande en la historia del país. ¡Viva, le dicen, viva!

GIGANTESCOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

Es que hay un plan, y está en camino y es detallado, calibrado y presupuestado y debatido entre los asesores de Trump.

En el camino a la expulsión del país, incluye la creación de gigantescos campos de concentración cerca de la frontera Texas-México, de los cuales los detenidos serán trasladados a aeropuertos cercanos para los vuelos de expulsión o llevados al otro lado directamente en camiones militares.

Entre ellos estarán el casi millón de jóvenes hasta ahora protegidos por el programa DACA que instauró el presidente Obama: son quienes llegaron en su niñez, de la mano de sus padres que eran indocumentados; quienes aquí crecieron y se creen estadounidenses en todo menos en los papeles.

Al asumir el cargo, el presidente Trump tendrá la seguridad de que esta vez, la Suprema Corte avalará su decisión.

Trump ya anunció que renovará su prohibición de ingreso al país para personas de naciones de mayoría musulmana.

Que utilizará el derecho que le confiere el pasaje de la ley llamado Título 42 para rechazar solicitudes de asilo afirmando que los migrantes portan tuberculosis u otras enfermedades infecciosas.

Al tiempo que ampliará notablemente el personal de ICE (el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), completará sus filas con agentes federales reasignados de otras agencias.

Pero la puesta en efecto del plan no será posible sin la cooperación – sin la ayuda activa – de los gobernadores de estados republicanos, que “donarán” para esta operación soldados de su Guardia Nacional, y de alcaldes y supervisores de condado, que enviarán a policías y agentes del Sheriff.

NO CONGRESS, NO PROBLEM

Otro pensamiento: No, dirán, el Congreso no va a aceptar tamaña barbaridad.

Incluso si estuviera en manos de los republicanos y especialmente si alguna de las Cámaras fuese controlada por los demócratas. Simplemente, dirán, no aprobarán fondos para esto.

Pues no es necesario que aprueben nada. Las eminencias grises detrás de estos planes utilizarán la autoridad presidencial para utilizar fondos militares, provenientes del presupuesto del Pentágono.

Ya lo hicieron una vez, en 2018. No Congress, no problem.

Y sí, puede ser que el Congreso rechace propuestas de ley antiinmigrantes.

Pero este plan, lo ha dicho su autor Stephen Miller, no las necesita, porque se basa totalmente en la legislación ya existente.

El New York Times agrega detalles: “En una segunda presidencia de Trump, se cancelarían las visas de estudiantes extranjeros que participaron en protestas antiisraelíes o pro-palestinas.

Se ordenará a los funcionarios consulares de Estados Unidos en el extranjero que amplíen la evaluación ideológica de los solicitantes de visas para bloquear a las personas que la administración Trump considera que tienen actitudes indeseables.

A las personas a las que se les concedió un estatus de protección temporal porque son de ciertos países considerados inseguros, lo que les permite vivir y trabajar legalmente en los Estados Unidos, se les revocaría ese estatus”.

¿QUÉ MÁS?

Para aquellos cuya estadía en el país se había permitido mientras se procesan sus solicitudes de asilo, estas serán rechazadas y ellos serán echados inmediatamente.

Esto incluye, dice el matutino, a decenas de miles de afganos que llegaron al país cuando se derrumbó la ocupación estadounidense y que habían colaborado con el gobierno anterior, opuesto al Talibán que hoy gobierna.

¿Y qué más? El gobierno de Trump emitirá una nueva interpretación de la enmienda 14 de la Constitución, la que confiere ciudadanía estadounidense a todos los que nacieron aquí.

A partir de 2025, los hijos de inmigrantes indocumentados serán considerados también ellos como indocumentados, ilegales.

No podrán recibir tarjetas del Seguro Social como hasta ahora.

Una vez más, dirán que es imposible que los jueces, de los locales, a los federales hasta la Suprema Corte, den la razón a los esbirros del próximo gobierno, que se impondrá el apego a la Constitución, a las leyes que rigen nuestras vidas.

Olvidan que Trump ha conseguido instalar una súper mayoría ultraconservadora en el tribunal máximo, y que ha nombrado, en sus cuatro años de gobierno, a 235 jueces, entre ellos 54 que ejercen en los tribunales de apelación.

Todos fueron aprobados por el Senado.

REDADAS MIGRATORIAS EN LAS CALLES

Él piensa que los tiene a todos ellos en la manga y es probable que eso sea cierto.

¿Veremos dentro de un año redadas migratorias en las calles de nuestras ciudades? La respuesta es positiva: es una parte integral e importante en el proyecto, por su capacidad de aterrorizar a la población inmigrante.

Solo que esta vez las redadas serán la norma, más frecuentes que en el pasado y, hasta llevadas a cabo con la colaboración de grupos de supremacistas blancos armados.

Si, el plan quizás despierte la protesta de millones de oponentes que comprenderán que al proteger a los inmigrantes se protegerán a sí mismos.

Quizás hasta sea posible que la Suprema Corte despierte antes de que cambie la naturaleza del estado.

Pero para asegurar que esto no suceda, Donald Trump no puede ser presidente de Estados Unidos.

El Independiente/EFE/Gabriel Lerner

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