Enrique Serna y la ambigüedad

por Redaccion
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Guadalajara

“Las transformaciones de personajes sometidos a un poder irresistible” es lo que Enrique Serna plasmó en Lealtad al fantasma (2022), libro de cuentos que el autor nacido en Ciudad de México presentó en la edición 36 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Sobre este “poder”, el escritor comentó que “a veces es la atracción sexual, pero en otros casos es el poder que un creador ejerce sobre sus criaturas o el que un soñador ejerce sobre las imágenes de su inconsciente, o el que puede tener una diva de Hollywood sobre una modesta empleadilla que la idolatra”.

Serna expuso las entrañas de su libro luego de que la actriz Sara Isabel Quintero hizo una lectura del relato “Abuela en brama”, que por su tono erótico captó la atención de los presentes en el Salón 4 de la Expo Guadalajara.

Y no dio rodeos para revelar el tema de Lealtad al fantasma: “La pérdida del albedrío, que aparentemente, según el credo romántico, es una de las mayores felicidades que le pueden ocurrir al ser humano, la enorme dicha de la entrega absoluta al ser amado, pero creo que también es muy angustiosa porque puede colocar a los personajes que viven en este trance en el riesgo de perder la individualidad y padecer la desintegración de la personalidad. Mis personajes están en esa cuerda floja.

“Siempre me ha gustado tener un compromiso emocional con los personajes”, confesó el responsable de La doble vida de Jesús (2014), pero al mismo tiempo dijo que le gusta “contemplarlos desde un ángulo irónico porque así es como se puede mostrar la cara ridícula que tenemos todos los seres humanos, y cuando logro encontrar esa veta siento que puedo producir ambigüedad, que es lo que enriquece a la literatura: tener una multiplicidad de significados”.

Sobre cómo empezó a llevar estas historias al papel, Enrique Serna recordó que fue a la par de El vendedor de silencio (2019), “una novela histórica muy oscura sobre un personaje sórdido (Carlos Denegri) que destruía todo lo que amaba, que ejercía el poder con mucha prepotencia. Se me iban ocurriendo ideas de cuentos que en ese momento me parecían más placenteras, y como no quise interrumpir mi novela apunté esas ideas, que además escribí en la época de la pandemia”.

En otro momento de la presentación, Serna reconoció que al principio de su camino literario intentó imitar a sus autores favoritos, “pero no fui un escritor con una evolución rápida, tardé más de 10 años en dominar el oficio literario”.    Milenio/Ariel Hernández

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